domingo, 3 de febrero de 2013

Versos, anversos y reversos.







Alzo la mirada y veo una serie de tejados que conforman la visión del horizonte que tengo desde el sofá. Veo ventanas y azoteas, grietas y balcones, ropas tendidas y la torre de una iglesia sobre la que marca la hora un reloj que hoy anda con retraso. Poso junto a mí el libro que estoy leyendo, doy un respiro a sus andanzas y me paro a pensar un poco. Hace tan solo un momento que abandoné el noticiario de la radio, un día más se ha vuelto a incidir sobre lo mismo, sobre el caso Bárcenas y la trama de corrupción que presuntamente implica a todo el partido del gobierno. Me siento inseguro ante la simple idea de la indefensión que me ampara, absurda y sorda, y ante el surrealismo de la situación actual en la que parece que se tarda mucho en ponerse a investigar sobre éste y otros casos. Sin ser catedrático de economía ni doctor en ninguna materia de justicia se entromete en mis reflexiones un fantasma que no deja de dar vueltas. Todo gira, parece que la gente trata de salir del paso como puede, y parece que nada ha estallado todavía pero simultaneamente parece que pudiera hacerlo, aunque ya se haya roto una vena en el corazón de cada ciudadano que aun persevera en fingir el daño para no dar paso al presagio de malos augurios.

Todo parece en una calma incierta, como la de los tejados que veo desde el sofá, a los que poco a poco se le van viendo muestras de la humedad y el moho que preceden a las goteras. Todo se muestra quieto e inquieto, invisiblemente inquieto fruto de un nerviosismo interno que empieza a dar muestras en las paredes de los edificios. Existe una espera que se demora con los reportajes de televisión y las emisiones radiofónicas, con la comparecencia de los políticos sin dejar satisfecho a nadie, salvo a ellos mismos, y con las páginas que los diarios enseñan como muestras del delito. Todo se sumerge en la incertidumbre del qué pasará y en la tomadura de pelo aliada con el paso del tiempo a favor de lo criminales. Son muchos los cabos que acabo atando cuando intento explicármelo: la falta de información y el conformismo, la mala educación y la nula rectificación de hábitos pasados, los abusos que cualquiera, y sálvese quien pueda, comete porque como justificación sirve que todo el mundo lo hace, el deterioro de la conciencia ciudadana a la par que la política y gobernante, la dificultad con la que damos nuestro brazo a torcer, la obcecación en pensarnos que tirando balones fuera estamos ausentes de pecado, la doble moral con la que, una vez dado el primer paso, nos vemos encerrados en un callejón sin salida y el cúmulo de mensajes demagógicos y eufemísticos que conforman el nuevo manantial de la comunicación con la que la clase política ha dado ejemplo para que muchos seres carentes de escrúpulos, entre los que se encuentran muchos empresarios, utilicen la buena voluntad del trabajador, consistente en ganarse honradamente la habichuelas, para ordeñar los recursos de las trampas que esconden todas las leyes a favor de su avaricia.

Se habla continuamente de estado de derecho y de democracia, pero el resultado, una vez sacrificada la paciencia, es que esto es lo menos malo. Se habla de transparencia y de libertad de expresión y de ejercicio periodístico y al presidente del gobierno se le ocurre hacer acto de presencia, rehuyendo la opción de una rueda de prensa, para mostrarse tajante y reiterativo en la emisión de un comunicado que a nadie saca de dudas y tras el que no se permiten preguntas por parte de los profesionales de los medios. Habla el Rey y dice que la justicia es igual para todos pero a todos nos parecen ya esas palabras desprovistas de crédito, deteriorados como estamos por la reincidencia en el desfalco que no se somete a castigo. Asoman las sombras de los espíritus con los que se engendraron casos tan graves como el Water Gate, que le costó la presidencia de Estados Unidos a Richard Nixon, y a lo que más parece que nos aproximamos es a una restructuración en la que hay muchas posibilidades de que aparezca un Berlusconi con el que rematar la faena y ponerle la guinda al pavo del pavor. Pasamos de un "no me consta", inundado por el miedo a que alguien tire de la manta, a un "todo es falso" parecido al de un niño, tras una reprimenda de papá, con lo que dar por sentado que no ha pasado nada. Todo huele a estrategia y táctica de encubrimiento, a sospecha fundada, a dinero podrido, a investigación interna de la que no se sabe nada y en la que predomina la falta de transparencia, en la que se está sembrando el germen de la confrontación social; y yo, aquí, en el sofá en el que acabo de abandonar la lectura, me pregunto ¿Pero dónde están los jueces y la policía, y los fiscales y los detectives y los encargados de desentrañar todo este engorro? ¿A qué se debe tanto retraso?

Dice José Luis Sampedro que una de las más claras muestras de la derrota que ha sufrido la humanidad actual ha sido la desaparición de la dignidad, cuyo más claro ejemplo se puede ver a diario en cómo las clases dirigentes, involucradas en escándalos financieros que trascienden todas las fronteras, no salen a la palestra y manifiestan su dimisión como muestra de arrepentimiento y de mínima empatía con el pueblo; muy al contrario toda esta caterva de ladrones se aferra al puesto que ocupa y se revuelve entre excusas y justificaciones amparadas por el soborno al que haya sido sometida la justicia, y a todos se nos queda una cara de bobos e incrédulos con la que cada día que pasa lo vamos tachando en el calendario cómo hace el preso en Chirona o el militar en el cuartel. Decía Guillermo Cabrera Infante que los poetas hablan en verso y los políticos en anverso, pero en el reverso de todos los ciudadanos está empezando a escribirse un futuro que posiblememte tome pronto las calles.

3 comentarios:

  1. El tal Barcenas,no solo roba dinero público,sino que además lo desvía fuera de su pais a cuentas suizas.Nuestros dirigentes que se creen los más listos,aprueban una ley para que la gente blanquee el dinero negro,venga de trata de blancas,de droga,de desfalcos...etc,acogiendose a una "anmistía fiscal",estos mamones se creen que somos tontos.Lo peor es que yo creo que la cangrena ha llegado a los tribunales pero,también creo que hay gente muy buena y con valores que llegó a ser político o juez por convicción y por amor a la justicia.Aunque habrá que cortar muy arriba,el enfermo se salva...

    Un abrazo sano!!

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    1. Sin lugar a dudas todo se está convirtiendo en un amasijo de desfavorables circunstancias que provocan la acérrima desconfianza de todos sobre todos. Pero aquí estamos nosotros, como Don Quijote, par luchar contra viento y marea, y para imaginarnos un mundo mejor, porque si no no hay quien sobreviva.

      1642 abrazos.

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  2. Efectivamente, pero bueno, paciencia, que es la madre de la ciencia.

    Salud.

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