viernes, 4 de julio de 2014

De ida y vuelta




Qué sopor. La altas temperaturas van haciendo mella en las bendiciones del paseo, y ya no es tan agradable darse una vuelta a cualquier hora por Sevilla. A pesar del poco tiempo libre del que dispongo, y teniendo en cuenta que trabajo en el mismo centro de la ciudad, cada día puedo gozar de una alegre caminata que en a penas un cuarto de hora me lleva desde la plaza de San Lorenzo hasta la de San Francisco, pasando por las calles Amor de Dios o Trajano, luego por Sierpes, Cuna o Tetuán, y atravesando la Plaza Nueva hasta llegar a la calle Hernando Colón, recorrido que me permite estar un poco al tanto de la flora y la fauna humana, de lo que sucede en las esquinas de mayor concurrencia del centro. Músicos, vagabundos, chicos y chicas que pretenden pararte para que contestes una encuesta o para que colabores contra el cáncer o a favor de cualquier otra noble causa; jóvenes que mochila al hombro van repartiendo papeletas en las que se anuncia la apertura de un nuevo establecimiento o la impartición de económicos cursos; azafatas que te ofrecen perfumarte o probar un helado a las puertas de las tiendas para las que trabajan; ciclistas que se meten por todos lados; chavales en monopatín rozándote el hombro en un giro con el que al esquivarte contorsionan su cuerpo entero; policías y top manta al acecho de la pasma o de la señal del compañero más cercano. Cosas. 
Al medio día aun se puede pasear sin demasiado calor, y da gusto ir pegándose a los laterales de las aceras buscando el sol que no obtendré en la playa; después, a eso de las seis de la tarde ya no hay quien se atreva a hacer lo mismo, pues es fácil que de hacerlo se encuentre uno sumergido en un baño de luz cercano a los cuarenta grados; entonces lo que se tiene es prisa por llegar a casa para dejarse caer un rato, estirar las piernas y relajarse, aunque no tanto como para correr el riesgo de quedarse dormido. Entre las cinco y las seis de la tarde parece que es algún tipo de obligación la que hace que haya personas andorreando de un lugar a otro, y no cesa de oírse el sonido de los aparatos de aire acondicionado en el interior de hogares y oficinas. Luego, camino del segundo turno, justo después de haber intentado escribir algo, las zonas peatonales plagadas de comercios se convierten en un hormiguero, en un reguero de gente a la que a veces resulta difícil sortear para ir encontrando el hueco por el que poder continuar andando sin demasiadas molestias. Siempre, a esas horas, me acuerdo de lo bien que nos vendría un poco del civismo escandinavo; es casi imposible que nadie repare en que la calle no es solamente suya, todos nos movemos a nuestras anchas y en función de nuestras conveniencias, sin reparar en las personas mayores ni en quienes desde muchos metros antes se dirigen a paso firme y en línea recta. Después, ya de madrugada, la calle es mía, camino sólo mientras casi todos duermen, a excepción de quienes como yo regresan del trabajo, generalmente camareros a los que se nos nota en la forma de andar; momentos en los que parece que la calle descansa del traqueteo al que ha sido sometida durante toda la jornada, momentos en los que pienso que lo mejor que me espera es un rato de lectura hasta que se me cierren los ojos; momentos en los que me viene a la cabeza lo bonito que sería no tener que ir a trabajar a la mañana siguiente y dedicarme a lo que me diera la gana.

4 comentarios:

  1. Fenomenal ese paseo por Sevilla. Un detalle. cuando hablas del calor de cuarenta grados...¿te refieres a este verano oa otro? Porque lo que es aquí en Madrid o las afueras, Ayer estábamos a 18ªC y hoy ha llegado hasta 24ºC.
    Dicen que en el centro hace 28ºC. Pero lo que es aquí, estamos a cuatro de julio y seguimos en primavera suave...

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquí tampoco es que sea el más caluroso de los veranos, pero cuando paseas por el sol a las cinco de la tarde es fácil alcanzar los 40ºC. Hace un par de semanas ya tuvimos una avanzadilla de lo que nos espera, y no es cualquier cosa.

      Un abrazo!

      Eliminar
  2. Con estas calores no se puede ni andar, ni pasear ni nada de nada. Es tremendo. Y nunca nos acostumbramos, oye.
    Ahora que estoy de vacaciones me sigo levantando a las 7 de la mañana para hacerme 8 ó 10 kilómetros a pie, y a las nueve y algo hace un calor insoportable para la caminata.
    Salu2 andarines.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bueno eso de las siete de la mañana; en cuanto pueda me dispongo a hacer lo mismo. Es una maravillosa manera de comenzar el día.

      SALUD, Dyhego

      Eliminar