lunes, 15 de diciembre de 2014

De otra manera





Acabo de borrar parte de una entrada que iba dirigida a los sinsabores cotidianos, a la frecuencia con la que tenemos que soportar el cinismo de los compañeros de trabajo en su manera de comportarse con los jefes; una entrada que iba destinada, que casi estaba terminada y corregida, a punto para salir, a los engaños de las almas pobres, a la maldad desparramada por los pasillos de los vestuarios, a las falsas excusas y objeciones sin sentido que los cobardes e indefensos reptiles con pinta de homo ponen ante si como barrera entre ellos y la verdad de la realidad que les aplasta cuando sus malintencionados planes no salen a flote. Por ahí iba la cosa pero he frenado, en seco, y lo he borrado todo. Luego he pensado que tal vez ponerme a escribir sobre lo que me acababa de pasar podría ser una manera de hacerlo sobre algo, como Ortega con el cuadro, y ya llevo unas líneas. Qué difícil es desprenderse, o a mí me lo resulta, de los sinsabores de la vida cotidiana, propinados por la bajeza de quienes tiene uno tan cerca durante bastantes horas al día; qué hartura y qué aburrimiento. Con lo necesitados que andamos de calma, de sentido común y de conocimiento del medio, con la falta que nos hacen unas buenas lecturas y unas clases de gramática y de vocabulario, con lo incultos que somos y lo chulos que nos ponemos, con lo lejos que nos queda todavía la racionalización de la mayoría de los aspectos y conceptos importantes de la vida hasta sintetizarlos en algo válido, con lo cafres que somos, pero no hay manera, no paramos de hacer el burro y el idiota, de entretenernos en las poco nobles artes de la envidia y la desconsideración a los demás. No tenemos arreglo. Hace tiempo que no discuto con nadie, desde que decidí decirle todo lo que pienso, a solas y a parte, a la persona a la que se lo tenga que decir; pero uno no es de piedra, y cuando veo cómo los compañeros hablan y murmuran cosas los unos de los otros me da una pena terrible, me siento tan solo que a veces pienso que se trata de un mal endémico, de una perspectiva desde la que las cosas se ven de otra manera.  Y entonces, ¿ cómo lo hacemos?

4 comentarios:

  1. Yo creo que cambiar de conversación estaría bien y si no surta efecto,le pones un espejo delante o grábales para que luego se escuchen o dales algo para comer o haz como se hace en mi pueblo cuando llueve;dejarlo caer😉Ánimo y al toro,que son pocos y cobardes...Un abrazo empático!!

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    1. Qué buenas ideas, sobre todo la de la grabación. jajaja.

      Mil abrazos

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  2. A veces gastamos demasiadas energías en pequeñas miserias. Hay gente que disfruta fastidiando a los demás, se ve que no tienen otra cosa más interesante que hacer.
    Salu2, Clochard.

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    1. Así de aburrida está la cosa...jajajaja... y lo que hay que aguantar!!!

      Salud, Dyhego

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