miércoles, 17 de agosto de 2016

Correspondencia


Resultado de imagen de arte

Nunca sabe uno dónde va a ser sorprendido por la belleza. El azar juega un papel determinante en lo que respecta al primer momento, en lo que hay de fortuito en la repentina instantánea que se nos presenta de improvisto y estimula nuestra curiosidad, en lo que no se ha planeado y a lo que se llega sin premeditación alguna dentro de un recorrido de casualidades cuyo hilo argumental es el movimiento de la vida. En la contemplación de las obras de arte que uno desconoce y a las que accede de imprevisto se ve cómo concentramos ante una imagen de espontáneo encuentro una atención de estudio y sorpresa por haber encontrado en ellas algo de nosotros, sintiéndonos inmersos en el mecanismo de uno de esos espejos que proyectan hasta el infinito la imagen que reflejan,  algo que nos inicia en el avance hacia un estadio superior de conocimiento a causa de mantener nuestros sentidos alerta, por tener abiertos los ojos y disponer todavía del atrevimiento de mirar, gracias a la instintiva indagación que poseen quienes no creen estar de vuelta de nada. La primera vez que se tiene noticia de un pintor que expone en la sala colindante a la que muestra los cuadros que uno ha ido a ver es uno de los eslabones que pueden desencadenar una serie de descubrimientos, por la época, por la biografía del artista, por las influencias de sus coetáneos, por la originalidad de su estilo, por su relación con la ciudad en la que se encuentra el museo en cuestión que uno ha ido a visitar, por pertenecer al mundo y a la vida de quienes andan siempre con la certeza de que hay algo a la espera; hallazgos que desembocan en relatos, en representaciones teatrales, en películas, en ensayos, en poemas, en fotografías. Todo está relacionado, todo tiene que ver con todo, como si todo el arte que se ha ido construyendo a lo largo de la historia hubiera sido edificado sin dejar de contar con un matiz de cada una de las tendencias habidas y por haber, con cada una de las costumbres que han desarrollado otras y a su vez han hecho posible la evolución de los conceptos estéticos sin dejar de lado lo anterior. Ahora que lo pienso, qué importante es la consciencia también en la creación artística: no renegar de quienes fueron los impulsores de determinada manera de expresión y los motivos que los llevaron a hacerlo; respetar aquello que estuvo y gracias a cuya perduración es ahora posible la puesta en escena de una versión; las sanas influencias; la progresión de las teorías sin dejar al margen los esfuerzos llevados acabo por otros con antelación. Hay en toda creación que se precie de serlo un poso de tolerancia y admiración hacia quienes sembraron el campo de cultivo de las artes de amapolas altruistas obedeciendo al credo del culto a la civilización avanzada en un sentido muy diferente al que ha ido deteriorándose. Nos encontramos en una época en la que, de la misma manera que precisamente ahora resulta imprescindible leer a los clásicos, es esencial prestarle atención a los cánones que cimentaron los fundamentos de las artes principales para saber discernir el grano de la paja en esta loca globalización impuesta por los mercaderes del imperio de los sentidos; solo así podremos llegar a tener claro el concepto de pureza tras el que poder esculpir la talla de las vanguardias venideras que vuelvan a insertarse como un eslabón en la cadena de la historia, ensalzando el valor y la belleza de la correspondencia entre todo lo que nos rodea.

2 comentarios:

  1. La belleza suele estar escondida, o demasiado a la vista. Es más bien una actitud, creo yo.

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    1. Se trata, creo yo, del atrevimiento de mirar. Estoy de acuerdo.

      Salud, Dyhego

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