martes, 3 de octubre de 2017

No tenemos arreglo


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Con el país que tenemos, con la variedad de recetas de y de cánticos, de himnos de fraternidad y de odas a la alegría, de invenciones y originalidades, de gramática parda y de sentido de la subsistencia; con la cantidad de dialectos y de costumbres, de sombras y de ensayos, de lugares comunes y de edificios, de escritores y de intelectuales de toda índole, perdón por el uso esquemático; con la de profesores y de currantes y de obreros y de hormigas sabias conocedoras de la parte noble de su naturaleza, de religiosos y de ateos, de agnósticos y de clérigos progresistas; con la cantidad de cruces de caminos que el tiempo nos ha ido poniendo sobre el plantel de la historia, con la de escarmientos que nos hemos llevado y lo difícil que nos resulta no caer de nuevo en la misma piedra, en el anzuelo, en la manzana contaminada de fundamentalismo; con la de hábitos e inocencias, de disparates y de aciertos, de chistes y de murmuraciones, de signos de fe y de contradicciones, de campeonatos y de asaltos a mano armada; con la de insultos al prójimo que nos han salido caros y la de insurrecciones fallidas por falta de coraje. Con la de reyes y princesas y políticos de tres al cuarto, con la carcoma de un pasado que se doctora en presente dividiendo en partes desiguales un territorio formado por el anhelo de la libertad. Con lo que da de sí y de no la convivencia en la que parece como si se nos olvidase el todo por el todo que cada cual lleva en sus genes desde que la cosa empezó con los aires de la competencia; con el arbitrio mal conquistado por las conciencias, con la supervivencia por bandera que tan poco nos cuesta colgarnos de la solapa, porque somos así, porque está en nuestro código de barras y en nuestro adeene. Con lo que significa la palabra humano, con el destrozo de racimos de uvas que hemos visto destrozar delante de nuestros ojos, con la de funerales mal celebrados, mal compuestos, mal diseñados por las ansías del relleno, de lo que se utiliza como a escombros con los que tapar el agujero de la locura más contumaz y paranoica. No tenernos arreglo, somos tercermundistas, querámoslo o no, pensemos lo que pensemos si es que pensamos algo. Con la de canciones y proverbios y poesías, y alirones visca el Barça, y viva er Beti manque pierda, y la de chabolas y de rascacielos que le hacen sombra a la necesidad. Con la de listos y de tontos que hemos sido, con la de dios y por la virgen y por todos los santos. Con la de frágiles que somos y la importancia que nos damos, que vete tú a saber de dónde viene. Con la de heridas e insensateces y de cabos sueltos y de reproches y de trabajo que tenemos por delante, pero nada, no hay manera, somos así.

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