jueves, 7 de diciembre de 2017

Diario de Diciembre XXXVI


Resultado de imagen de sueños

Me acompañan los libros que me ven llegar con cara de incrédulo. La mañana ha sido productiva. El mediodía lo he visto desde la ventana; ya luce Diciembre. Esta tarde La Calle estaba atiborrada de gente, no se podía dar un paso sin ir esquivando cuerpos y bolsas y carros e indecisos pasos aburridos de llevar corbata. El entrenador del Betis ayer era un prodigio, un talento, un tío que había entendido cómo juega el equipo, y hoy es un demagogo y un político que hace el ridículo; con razón en la sombra te hielas y en el sol te asas; en La Ciudad pasa uno del trono a la alcantarilla en un suspiro. No entra dentro del ramillete de virtudes del personal el agradecimiento. Me paro a pensar en lo que se le estará pasando por la cabeza al presidente del Gobierno e imagino a un equipo de consultores dando el callo, exprimiendo su intelecto, aportando ideas, sugiriendo alternativas, pensando en verde, sintiéndose en cierta forma poseedores del germen de las decisiones, y me pregunto cuál será el sentido que le encuentren a su trabajo. No es fácil hacer amigos. Cada vez es más frecuente recurrir a vaciar el monedero para pagar un café o un tinto de verano. El otro día le escuché decir a una camarera de la estación de El Prado: "Dígame, señor..."; quedé estupefacto ante la consideración que aquel anciano acababa de recibir, lo compartí y lo celebré, me sentí reconciliado con el mundo, no me lo esperaba. Todas las caras me suenan, todos los rostros me transportan a un momento indefinido. Hago esfuerzos por entender mi caligrafía y no siempre lo consigo; el caso es que hay más belleza en una hoja en blanco que en un cuaderno cerrado. llevo unos días escuchando música Barroca camino al y de vuelta del trabajo, y la cosa funciona; sale uno de la audición enfrascado de conexión con el suelo que pisa, a lo Neil Amstrong despegando de Conde de Barajas para aterrizar en la calle Florentín, alunizando en la Avenida de Málaga.

1 comentario:

  1. Estoy en período de desgana lectora. He empezado dos libros y no me atrapan. Me noto cada vez más empanado.
    Veo y celebro que a ti no te pasa. ¡Biennn!
    Salu2.

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