martes, 16 de enero de 2018

Diario de Enero XLIX


Resultado de imagen de incertidumbre

No solo puede ser impresión mía, el caso es que noto un cierto estado de incertidumbre en el ambiente; la atmósfera cada vez es más densa, o diluidamente densa, porque en lo de amansar a las fieras parece que nos hemos aplicado el cuento, y no exclusivamente en lo que a la música se refiere. Nunca en nada habíamos estado todos tan de acuerdo como en esto, en la incertidumbre, en no tener ni idea, en verlas venir en función de cómo se lo monten/desmonten los lícitos/ilícitos tiburones de los acuerdos en los despachos del museo de cera de la hipocresía, por no hablar de nosotros mismos, a pesar de que las raíces del entramado sepamos ya que andan secas de principios/ desde el principio, en cuyo desconocimiento se muestra su/nuestra psicosis; y con el agravante de poder acceder a datos que confirman que lo que se está haciendo es darnos con la mugre en la cara. Porca miseria. Qué va a pasar mañana. Las piezas están colocadas sobre el tablero, los beneficios se reparten y las hormigas trabajan, tienen pan para hoy, son dueñas de su destino, que no pasa de pasado mañana, cuando tal vez sea tarde para recurrir a ese no me lo esperaba que nos descodifica y nos saca de contexto, cuando más tranquilos estamos, cuando aún hay tiempo para todo. De todo esto se mantiene el morbo, eso, la podredumbre de la incertidumbre de la que cualquiera puede sacar tajada y salir en las revistas. Qué vergüenza. Cuando a las C/cosas no se les da la misma importancia desaparece el sentido del entre tú y yo.

1 comentario:

  1. Clochard:
    qué cierto es. Se nota incertidumbre, pero también hastío, desidia, desesperanza e incluso resignación.
    Entre la corrupción galopante, el poco y malo trabajo que hay y el esperpento de los Puchimones, estamos todos como para cerrar el chiringuito.
    Salu2.

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